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Como un niño en brazos de su madre

Tú debes ser niño pequeño en brazos de tu Madre porque Ella te cuida, y mucho. Y no debes tener ningún apego. El niño pequeño no tiene apegos Así serás feliz. Niño pequeño, siempre feliz. Toma tu vida como un hermoso juego de Amor.

Regla de vida para un alma pequeña

 Regla de vida para un alma pequeña Ve hacia el que sufre, consuélale. Ve hacia el que duda; tranquilízale. Ve hacia el que llora; seca sus lágrimas. Ve hacia el que espera; ejercítale en la paciencia. Ve hacia el extraviado; enséñale el camino. Ve hacia el que tiene falta de fe; fortifícale. Ve hacia el que está en la noche; hazle. esperar la luz. Ve hacia el exaltado; apacíguale. Ve hacia el indeciso; dale firmeza. Ve hacia tus hermanos; Llévales el buen perfume : Dios Jesús, su dulzura y humildad.   M.21-VI-73.

Jornada de un alma pequeña

 Jornada de un alma pequeña 1) Ofrecer el día como sacrificio.  -por el Papa y sus intenciones.  -por la Iglesia y todos sus sacerdotes,  -por la paz del mundo.  -por la conversión de los pecadores,  -por los que sufren,  -en reparación de los ultrajes que ofenden gravemente   al Divino Corazón de Jesús y al Corazón Dolorido e Inmaculado    de María.     2) Luchar en un esfuerzo total y generoso contra el egoísmo que está en cada uno  .3) Amar al prójimo de verdad y con hechos.   4) Propagar el Rosario. .   5) Profundizarse en la oración según sus disponibilidades.   6) Mantenerse constantemente en contacto con Dios, elevando muy a menudo los pensamientos hacia Él mediante vivas aspiraciones.   7) Entregarse, totalmente y llenos de confianza, a la Santa  Voluntad de Dios.

EL PESO DEL RENCOR

EL PESO DEL RENCOR El tema del día era el resentimiento, y el maestro nos había pedido que lleváramos papas y una bolsa de plástico. Ya en clase elegimos una papa por cada persona a la que guardábamos resentimiento. Escribimos su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas. El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de papas. Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y como mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado, desatendía cosas que eran más importantes para mí. Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra mochila sentimental. Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantener el resentimiento por algo que ya había pasado y no podía cambiarse. Me di cuenta que cuando me llenaba de resenti